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RYCBAR (diarios, VII)

  • Foto del escritor: M
    M
  • 15 ene 2020
  • 2 Min. de lectura

Tengo un plan: salir corriendo hasta que todo se arregle. Qué me vais a contar a mí de que eso no funciona así. Qué. Pero en esa época tonta y esencial de los quince años leí un libro (extrañamente parecido salvando las distancias al último que he leído) en el que decían que solo quedaba huir hacia adelante. Así que hago eso y duermo (ya es ser optimista llamar dormir a lo de estos días) más de lo que debería porque, bueno, porque yo corro, chico listo, y te recuerdo.

Necesito arreglar ya el asunto de no ver a Silvia porque últimamente la ansiedad se me está yendo de las manos. De nuevo, digo. Vuelvo a deshacer planes, vuelvo a ahogarme por las noches y a aplastarme bajo muchas voces que hablan muy alto. Nunca la he visto en medio de una crisis y no sé realmente cómo reaccionaré, pero. Hoy me he prometido hacer los ejercicios de relajación y una tila alpina en mi nueva taza de tisana.

Al menos sigo aquí, ¿no? En este blog chustero donde os cuento mis miserias, hoy desde la app del móvil, recién descubierto que no puedo ajustar en ella la alineación de los párrafos y un poco fastidiada por lo mismo.

He escrito algo (mira, dos frases, qué queréis) en una libreta reciclada tambien —funcionó con el blog, por qué no iba a funcionar con la libreta— y como F lleva razón por mucho que me cueste siempre dársela, voy a dejar de meter la nariz en otro libro y obligarme a redactar algo más o menos en serio. O todo lo en serio que me tomo a mí misma, que no es mucho.

Hay ciertas (bastantes) cosas que no puedo explicar ahora mismo así que dejad de preguntar porque, también os digo, sinceramente, qué os importa.

Yo siempre tan maja, eh. Yo bien de fantasía por fuera pero el asepticismo lo llevo por dentro.

Pdta: Ya he entrado desde el pc y he arreglado los márgenes).


 
 
 

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