voy llegando (diarios, CXX)
- M
- 11 mar
- 2 Min. de lectura
«El que sabe dónde va, va despacio».
Gloria Fuertes.
Intento maldecir menos. Darle la importancia que merecen ciertos contratiempos que no son para tanto, pero que por costumbre me alteran el sistema nervioso como un ataque a mi integridad física. Y si se rompe, qué, y si se ensucia, qué, y si hay que volver a empezar, qué.
También trato de escuchar a mi cuerpo; como no entiendo de plantas aunque es algo que quisiera cambiar, me comparo con cualquier receta, que eso sí que se me da bien. Me dejo hacer chupchup lentamente porque así saldré mejor. A fuego lento. Porque quiero ser alguien de quien, habiendo pasado los años, me sienta orgullosa. No la mejor versión de mí misma lo antes posible. A veces pediré más agua, otras un poco más de condimento. Taparme, evaporar lo que no me interesa, removerme desde abajo o dejarme reposar. Si sé cuándo me lo pide una olla, sabré cuándo lo necesito yo.
Me he reído mucho y muy alto últimamente, que es un remedio buenísimo para cualquier mal. Releo lo que me atravesó porque si no encuentro nada que me interese más no me apetece perder el tiempo. Miro más las nubes (vuelven los cielos interesantes, los de los cambios de estaciones). Disfruto de nuevo cocinar, incluso cuando es por obligación.
Y todo esto entretejido con los días malos, con posponer lavarme el pelo por pereza, por el dolor que últimamente se antoja crónico, con dormir a veces menos o peor, con que no todo salga bien siempre y que, ya ves, no pasa nada.
Porque también eso es el camino y me seguiré tirando de los pelos a veces, pero dejar constancia de que la vida es bonita y disfrutable en su mayoría si te empeñas y que las experiencias desgarradoras conforman historias magníficas es el motivo por el que escribo y guardo cualquier tipo de recuerdo.
Sigamos creando historias.
Atentamente,
María





Comentarios