top of page

Por la tarde fui a nadar (diarios, CXXI)

  • Foto del escritor: M
    M
  • 9 jul
  • 1 Min. de lectura

He dormido fatal, como hacía mucho que no. Al levantarme estaba de mal humor, y a medida que el velo de la vigilia se ha ido cayendo, me he sentido en ebullición, como siempre que tengo algo creativo en la punta de los dedos.


He montado el nuevo cuaderno, he leído versos de Louise Glück, he bailado con L en el baño canciones de Chappell Roan, (cantando Casual a toda voz como si no hubiese sido yo en todas mis relaciones la del miedo al compromiso porque a los 15 años me dijeron que yo no soy una mujer de jardín, marido e hijos y me lo creí tanto que cualquier domesticación me parecía una traición a mí misma) y ahora estoy aquí, tecleando otra vez y riéndome porque nuevamente no sé cómo explicarle a mi yo de marzo que no, que se ha vuelto a equivocar. Que ya estamos a otra cosa. Y que jardín, mujer y gata es una historia muy distinta. Eso a la de los quince.


Me encantaría saber invocar la introspección porque es lo único que me termina tirando al lodo de la escritura; hay gente que sabe hacerlo, que a través de la disciplina sabe retraerse en sí misma y la convoca. Yo siempre termino por casualidad perdida dentro de un jardín interior de adelfas, rodeado de niebla y sin acordarme de nuevo el camino por el que vine.


Pero aquí estoy, volviendo a seguir las miguitas de lo que sea, armada con cafeína y papel y aferrándome a la voz que dice: es por ahí (tururura).


Atentamente, María


ree




 
 
 

Comentarios


bottom of page