Baby, come on (diarios, CXIII)

Aún no tenemos ese salón, pero lo haríamos en cualquier sofá. El salón. El amor lo haríamos (créeme) sobre una alfombra.

Por eso me llevo las flores a casa y pienso a la vez en una puerta de madera con hojitas y en un colchón en el suelo porque suena Sleep on the floor de The Lumineers desde hace dos semanas y querer sabe mejor así.

Hoy llevo los rizos deshechos y me siento más guapa. Decía A (últimamente la recuerdo mucho) que el animus funciona al máximo cuando el anima se siente querida. Supongo que por eso últimamente llego a los milestones con gracia. Te decía anoche, amor, que me siento ligera. Con todo lo que arrastro y lo que pesan algunos días, algunas semanas, sentirse ligera es un don que no desprecio. Que no doy por sentado. Todo lo que me das (todo lo que me das .mp4) me vuelve liviana. No toco el suelo contigo. Hasta vacío las totebags por ti.

Me sé de otra materia desde tú me miras. Camino y soy consciente de que un halo me envuelve. Pertenecer a los amados (yo que soy tan amante) te hace así. Otro privilegio con el que hay que saber andar por el mundo.

Nueve de cada diez psicólogos o yo qué sé no están muy de acuerdo. Y una horda de estudios nos persigue: debería haber acabado. Todo esto tendría que haberse agotado para estas alturas. Estas sensaciones, por las que muchos (por las que nosotras) hemos dinamitado vidas, necesitando un poco más, alargar la emoción, el fogonazo, el hambre, la necesidad o la oxitocina, tenían fecha de caducidad. Estamos en otro lugar. Solo que (¿soy ya una hippie como SJM? ¿Es que me duran aún tus orgasmos en la sangre?) este es un no lugar para los no creyentes. No creo que nadie que no se arrodille ante ti con devoción religiosa pueda llegar.

Por eso los psicólogos no tienen ni idea. Pero si tú me lo pides, los pongo de rodillas y los haré entender. Y escribirán estudios que hablen de nosotras. Y escribirán canciones que nos hagan inmortales, porque los ateos creerán.

Atentamente...

tuya.

Birds in a feather fly together.