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Back on Earth, we call this Christmas (diarios, CX)

  • Foto del escritor: M
    M
  • 4 dic 2023
  • 2 Min. de lectura
On every world, wherever people are, in the deepest part of the winter, at the exact mid-point, everybody stops and turns and hugs. As if to say, “Well done. Well done, everyone! We’re halfway out of the dark.” Back on Earth we call this Christmas. Or the Winter Solstice.

Sigo una cuenta en Tiktok que se dedica a darte consejos, listas de pequeñas cosas que puedes hacer para romantizar tu vida. Sé, me consta, que hay gente que se ríe de estas prácticas. Que las ven como una tirita para curar un agujero de bala. Y lo entiendo. Pero no siempre podemos ser los mejores soldados de Dios. No siempre puedo luchar contra el sistema, y a menudo, solo me queda pensar cómo sobrevivirlo lo mejor posible. Pienso que romantizar tu vida es, a los millennials (centennials?¿) lo que a los boomers las frasecitas de azucarillo, de servilleta o de las tazas. Y quizá es porque me hago mayor, pero cada vez me cuesta menos colgar el cinismo en la percha antes de entrar y ensuciar con él en la esperanza de otro. No sé qué arrogancia tenía de joven para pensar de otra forma, supongo que me enfadaba el conformismo, que no imaginaba el cansancio.


Últimamente hablo tanto de mis treinta que la gente a empezado a preguntarme si los cumplo en un mes, y no los veinticho que me corresponden. Lo cierto es que simplemente noto en las puntas de los dedos que ahora viene lo mejor. Como le decía a M, que se casó hace dos sábados (¡¿qué?!): abre los brazos porque lo mejor todavía está por venir. Lo ves, ¿M? Lo sabía. Ahora los abro yo. Y con todo este pasado llamando a mi puerta, voy a dejar también el miedo. Ya no tengo miedo a que me juzguen, hace mucho que empecé a rendir cuenta de mis errores y me dedico a cuidar mi pequeño jardín, a poner un pie tras otro tras mis sueños, sin despistarme y, también, sin dar demasiadas explicaciones.


Aquí estoy a punto de darle al play a la semana, para que suene fuerte. La cama por hacer, los recados por empezar. La vida por acometer. Otro de esos diciembres llenos de trabajo, de viajes en coche, de idas y venidas y de hacer malabares con el tiempo para no olvidar que soy, y que no quiero que el cansancio me deje jamás dejar de ser, la que se complica la vida sin necesidad de hacerlo. La que quiere llevar comida casera, la que se ofrece a jugar con los niños, la que se disfraza, la que sigue soplando confeti, la que pone los villancicos, la que se agarrará siempre, siempre a la esperanza. Lejos de que la vida me vuelva más desconfiada, quiero ir por ella como una herida abierta.


Por eso seguiré romantizando lo imposible. Y tenderé la mano a quien quiera unirse. Os recordaré que estamos cerca, tan cerca de haber alcanzado la mitad del camino fuera de la oscuridad.


Atentamente, María



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