(Como) un espectáculo de fuegos artificiales (diarios, XV)

Quince días más de cuarentena —inspira largamente. Bueno. Hoy tengo los ánimos algo menos por el suelo. He bailado Shake it off mientras fregaba por la mañana y he cantado un montón a voces porque algo habrá que hacer.

El día no ha dado mucho de sí pero estamos bien. Sigo bloqueando todo lo humanamente posible la sobreinformación a los histéricos que se graban gritando indignados y rulan por las rrss (???, OK, boomers).

A las 20h otra vez lo de los aplausos, etc. Tengo mi opinión, pero. Aun así creo que lo de salir y encontrarte a gente sí que está bien, no sé, une. Sí que debemos de estar viviendo en una simulación porque estamos literalmente obligados a aislarnos y el sentimiento de comunidad, al menos por mi experiencia, es más fuerte que en mucho tiempo. Hoy ha sonado música muy alta y, en mis cielos, en mi rincón del cielo, en ese hueco entre edificios donde llevo la vista al atardecer desde que tengo memoria, había fuegos artificiales. Y he llorado, claro.

Ahora debería estar bebiendo vino a lo tres marías magdalenas pero se ha pospuesto y no me puede parecer mejor porque los lunes lo necesitan más que los domingos, aunque ahora esos conceptos tengan poco sentido.

Probablemente también me pinte los labios de rojo.

Atentamente, María.