Diez de copas (diarios, CXI)
- M
- 28 may 2024
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 29 may 2024
[La carta que me salió cuando la mañana del examen práctico le pregunté a la baraja (siempre sin ser demasiado específica): ¿qué? ¿qUÉ? Abundancia. Esa misma carta me salió el día que R conoció a María. Mi vida está llena de (leí ayer no sé dónde) azar objetivo.
Es verdad que mientras más escribo en el blog, si miras atrás, peor estoy de la cabeza. Pero también que de vez en cuando solo venía a constatar que sigo viva y que a veces las cosas van mejor. Por ejemplo, cuando el suelo que pisas deja de temblar siempre que das el siguiente paso o ahora puedes ir, además, sobre ruedas.
Visualizo la carta. Cinco copas sobre otras cinco, las de arriba volcándose en las de abajo pero también viceversa. No es la ilustración tradicional en la que hay una familia unida, un arcoiris y la promesa de sueños cumplidos. Solo la simbología de todas las copas infinitamente llenas. Dámelo. Dame todo. Tengo hambre. Llevo años hambrienta. Y llegué a convencerme de que tenía que ser así.
No cantaré victorias y no quemaré puentes porque no sé si dejaré de vivir alerta, pero espero disfrutar de las vistas del camino un poco antes de volver a llevar la navaja entre los dientes].
Eso fue allá por la semana pasada. No, no ha ocurrido ninguna catástrofe de esas que te hacen reír por no llorar de la forma en que te lees ingenua antes del desastre. Qué va, solo es un pequeño contratiempo. Vale, mediano. Un lunes, que es un día pésimo para los contratiempos de cualquier tamaño porque amenazan con sentar el ánimo de la semana. Así que como anoche me tomé /elLorazepamdelbolsillo/ y he dormido como hacía mucho que no, hoy intento establecer otra perspectiva. Hoy voy a mimarme como hace años lo hacía, pero con la experiencia de ahora. A escucharme el cuerpo de verdad, con sus noes incluidos. Voy en el bus escuchando LODVG e intento pensar en las cosas que tengo que agradecer. Joder, cómo ha crecido la lista últimamente. No me apetece en absoluto ser cínica o mantenerme dentro de mi personaje realista y práctico.
Hoy vengo a seguir siendo Mor, a llenar las copas (de ahí que mantenga el título), a sentirme cómoda en mis zapatos y utilizar toda la rabia y fuerza para deshacer la coraza a pedacitos. Quiero ir por el mundo siendo una cicatriz completa, la piel más clara porque se ha regenerado. De mayor solo quiero ser, cada vez, más amable. Que mi sino no sea volverme invulnerable de tanto vulnerada, sino poder quedarme mirando siempre las flores y soñando más fuerte. Si he vivido a veces solo por la esperanza de todo esto, ¿cómo no hacerlo ahora?
Atentamente,
María





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