top of page

es de justicia humana que el tropiezo triunfe (diarios, LIV)

  • Foto del escritor: M
    M
  • 14 may 2021
  • 2 Min. de lectura


Me parece ridículo que el martes por la mañana estuviese atravesando un campo de césped plagado de aspersores, riéndome alto cuando por la noche fui Rusia (yo siempre seré Rusia, lo soy por derecho) y apreté el botón que termina con la guerra fría que nunca (en realidad) dejó de ser. Ahora siento que he desenterrado armas antiguas, que las limpio y afilo y cargo para una batalla que no sé si estoy preparada para librar todavía. Pero por la mañana corría, reía y me mojaba con el agua de riego. Y por eso esta noche, también, voy a comer —mira tú por dónde— pescado crudo. Las trincheras son un lugar extraño.


Esta semana estoy poniendo en práctica eso de if you're tired, learn to rest, not to quit. El miércoles me limité a trabajar, comer palomitas dulces, beber batido de fresa, y leer lamiéndome viejas heridas. Trabajé, claro, pero no fui a correr y forzar mis límites. Ayer sí. Hoy también. Por si.


No sé si espero noticias, no sé si en algún momento me abandonaré a las ganas de esconderme un día entero bajo las sábanas, no sé si seguiré con la pistola en una mano y las vendas en la otra. No sé.


Tengo un ejército, pero he puesto a D al mando. Hace una semana, hablábamos P y yo de que preferimos formar parte de estructuras, mecanismos. Preferiría ir ahí atrás, con un hacha, a pie. Pero voy a caballo y empuño una espada, grande como yo misma, sobre una cabeza.


Voy a seguir haciendo girar ruedecitas, que al menos mis tareas sí son engranajes que puedo controlar con herramientas pequeñas. Diría que un día a la vez, pero...


Una hora y después la otra. Así mejor.


Atentamente, María



ree



 
 
 

Comentarios


bottom of page