Get a room right by that avenue with my lover by my side (diarios, LX)
- M
- 24 jul 2021
- 2 Min. de lectura
Porque quién necesita el mar en los meses de verano. Nosotros no. Nos bastamos mutuamente.
He mudado dos vidas (partes de) en galerías. Y ahora empiezo de nuevo. Así porque ahora sé que no debo arrancar páginas, pero sí a comenzar libretas nuevas cuando es necesario. Lo único que hago, en última instancia, es contar historias. Qué más da si es sobre otro papel. Aunque en todo este tiempo he aprendido que encajar las puertas porque no todo el mundo tiene por qué tener derecho a acceder a ti es bueno, también ahora sé diferenciar cuándo hago eso y cuándo me escondo. Estoy cansada de custodiar secretos. Que las adelfas adornen mi jardín, yo protegeré lo que considero que es mío y solo nuestro.
Me he trenzado el pelo con un recogido bajo en un intento de no morir de calor el penúltimo viernes de julio. Hoy he desempolvado (¡por fin!!!!) la caja de acuarelas. Pinto falsas fotografías de atardeceres que nunca han existido para G.
Tengo la cabeza a finales de septiembre, para seros sinceros. Al borde de agosto solo logro pensar en que echo de menos a R a rabiar, a S a no poder más. Y en si también esta vez el mes se derramará como una copa de vino.
Ah, vino. Sauvignon blanc en la nevera. Y un plan sobre blanco afrutado para el domingo con L.
Me pongo piedrecitas delante de los pies antes de dar los pasos para atravesar los días. ¿Y mañana? Quizá bizcocho de limón con lemon curd y forma de corazón. Quizá más acuarelas. Quizá baile Make it de Jake Reese con la taza de café frío en la mano.
Si me aclaro la garganta noto flores por decir.
Atentamente, María





Comentarios