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I can't stop you putting roots in my dreamland (diarios, LXIV)

  • Foto del escritor: M
    M
  • 24 ago 2021
  • 1 Min. de lectura

en el agua es relajante salvo cuando tu cerebro no para de pensar que te balanceas tanto sobre la superficie que va a entrar por tu nariz, por tu boca, que llenará tus pulmones y te hundirás. Y respiras conscientemente de forma desesperada; cada vez que te llenas de aire deseas: por favor, por favor, que cuando lo deje salir, mi cuerpo no se vaya a las profundidades y no pueda volver a emerger.


Desde fuera solo ves un gesto plácido en mi cara mientras me dejo llevar. Por dentro ardo en medio del agua.


También me siento así ahora, que camino en tierra que debería ser firme mientras noto mis pies entrar en lodazales hasta los tobillos y creo que nunca podré correr demasiado rápido. Pero de qué estoy huyendo ahora.


Ayer era lunes y bebí más de lo que una espera de sí misma. Sonaba la misma canción en bucle que suena ahora, no la que dije, mentí, sino una mucho más triste. Tell yourself you can always stop. Luego consumí muchas de esas mentiras con las que se alimentan los corazones hambrientos. ¿Por qué lo estoy yo? ¿Por qué la música tan alta que no me escuche, o la cabeza bajo agua para no escuchar nada más, o la canción más hiriente para cerrar todas las puertas de golpe?


Estoy hablando un idioma secreto y, cuando grito, no se escucha mi voz.


La hiedra mata.


Atentamente, María



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