La salsa Valentina me hace llorar (diarios, XLIII)

Me hace llorar cualquier letra de Taylor (esto era fácil) y de Mastodon (ahí el golpe de efecto). No puedo escuchar ninguna canción. La viñeta de Flavita Banana se ceba conmigo, ahora Rita.

¿Sabes que da igual que quite las fotografías de la vista si las he memorizado? Y lo hice, por supuesto. La luz, el ángulo, la risa. Tengo mil más en el carrete. Tengo la última que nos hicimos, que me escuece como ácido clorhídrico en la herida. Tengo... LODVG lo expresó mejor.

Pero la salsa Valentina... la salsa Valentina hace que me siente llorando en el suelo de la cocina, con el frigorífico abierto e incapaz de probarla.

Ayer escribí mentalmente una carta que no te enviaré porque no leerías. Porque da igual ya.

Por la noche maldije en mayúsculas, me enfadé, dejé ir las pesadillas de la noche anterior y la mierda bajo la alfombra. Hoy he dormido bien, pero he desayunado café y un Lorazepam porque un mensaje ha activado mis alarmas sísmicas.

No sé hablarle a la gente yo primero. Tengo la sensación de que preferirían que no. Pero en cuanto alguien me escribe me agarro fuerte, fuerte a su mano.

Quizá el sábado vuelvan a confinarnos. ¿Recordáis allá por marzo cuando se hablaba de esa posibilidad, luego se hizo real, luego se alargó tanto que nos perdimos en nuestras cabezas y todo fue oscuro y raro y hubo acercamientos improbables y alejamientos dolorosos? Ojalá no nos confinen. Yo, que me encierro bajo dos vueltas de llave a la primera señal de peligro. Pero necesito salir de la cama, vestirme, ir a clase y, durante hora y media, solo ser una persona que quiere de una vez el carnet de conducir, porque sabe que los road trips son su responsabilidad ahora. Me he dejado sola.

Aunque no lo esté.

Por la gente que no se sacude el brazo cuando les toco, los que me dejan llorar en su sofá, los que me escriben para quedar cuando creo que es la proposición más alienígena de la historia, las que se hacen 30km para tomar cerveza conmigo y las que me prometen un lugar en el exilio.

Pero me he dejado sola sin ti, y casi todo el tiempo es demasiado para soportarlo.

Un pie delante del otro: lee y edita la novela de I, haz los tests que corresponden, termina el tema de hoy, adelanta uno y haz los tests para ir por delante.

Y llórale, porque eso es tuyo.

El mundo es una odiosa colección de recuerdos que claman que ella (él) existió y yo la (lo) perdí.

Cumbres borrascosas.

Atentamente, María