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sábados epistolares (diarios, LIII)

  • Foto del escritor: M
    M
  • 8 may 2021
  • 3 Min. de lectura

Hoy me he mirado en el espejo, con una camiseta y un pantalón que ni de casualidad conjuntaban, ropa de limpieza, ropa de qué más da, coleta baja con mechones fuera por todos lados y la herida del labio del herpes todavía a medio curar y me he visto guapa. Supongo que era algo que venía de dentro.


Guapa porque tengo cita para terapia el martes, porque me han bajado las defensas y he faltado al gimnasio pero he vuelto a ir en medio de la semana al sentirme mejor, sin dejar que que fuese jueves supusiese un impedimento. Guapa porque me duelen casi todos los músculos del cuerpo (y un poco la mandíbula, but hey). Guapa porque madrugo, porque trabajo, porque hago tartas que saben caseras y porque me pongo vestidos de verano aunque todavía no me sienta bien en ellos.


Ayer celebramos el cumpleaños de F, mi escala de grises favorita. Tartaleta de crema pastelera y arándanos, Leffe rossa, tirar la última cerveza que ni siquiera nos apetecía en una maceta. Y solo era el volumen I. L me cogió del brazo, a pesar de que no nos conocemos mucho, y me dijo: aquí en confianza... qué suerte tienes. Lo sé, L. Créeme que lo sé.


Hago un poco malabares con las finanzas, también. Ir al gimnasio y a terapia significa no hacer otras, pero poco a poco empiezo a tener fuerzas todos los días, pese a la astenia, pese a los 40mg de Ebastel, pese a las 2h de entrenamiento, pese a dormir a veces solo 6h...


R me pasó una carta de Vincent a su hermano Theo donde hablaba de lo extraño que se sentía uno al estar empezando a asomar la cabeza entre las olas. Y tanto que lo es. Pero la bocanada de aire es un alivio.


Esta semana creo que saldré a gastar mi carrete de Sara, mi vieja cámara analógica. Ni siquiera sé si al revelarla saldrá algo porque soy un desastre y llevo dos años con él, pero hay que intentarlo. También quiero probar un par de carretes nuevos, pero me digo, por la terapia, por el gimnasio, por los 27 de F, que mejor en junio.


Y entonces miro el calendario. Mejor en junio. Estamos a 20(ish) días de junio. Queda poco más de un mes para que se abra el plazo para solicitar plaza como TCAE. Guau. Voy a hacerlo. El año pasado era solo la certeza de que era lo que quería, pero ni siquiera podía decirlo en voz alta. Ahora cuento los días para que me sepulte la burocracia. Y vuelven las ganas.


De un tiempo a esta parte no me siento una cobarde, que es algo que llevo sintiendo desde hace muchísimo. Pero joder. Ya cojo las llamadas, me miro en el espejo para comprobar que mantengo la espalda recta en los ejercicios en el gimnasio, hablo las cosas en el momento en el que ocurren, doy un volantazo a mi vida por mis sueños. Me he tirado desde un puente con resaca de tequila en la antesala a uno de los peores años de mi vida. Creedme, no solo saldré de esta, sino que saldré de todas. Despeinada y escribiendo cartas los sábados, que es cuando me llegan al correo todas a las que estoy suscrita.


Otra vez: pinto, horneo, escribo. Y ahora también todo eso de ahí arriba.


Me voy a comprar fresas y yogur, querides. A ver si quedan. Sed felices como sepáis.


Atentamente, María



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