Y el tiempo no se pone en mi lugar (diarios, LXXIV)
- M
- 7 nov 2021
- 1 Min. de lectura
[6/11]
Hola, M
te escribo mientras me como una mandarina a oscuras en el sofá. No he tenido el valor de decirle a nadie hoy que era el día. Estoy intentando abrirme más sobre todo, pero esto me cuesta, ¿sabes? Yo no sé mucho de duelos.
Recuerdo hablar con R sobre ellos porque no los entendía. Y a lo mejor sigo sin hacerlo.
¿Pero sabes qué sí sé? Que me gustaría tener el valor para llorar a mis muertos como quisiera. No me gustan los velatorios, los pésames ni no saber qué decir en esos momentos. Cuando tenga los arrestos que ahora todavía me faltan, voy a comprar semillas y hacer trocitos el sobre azul que nunca te mandé. Y voy a plantarlas con ese papel y regarlas y hablarles de ti y de la poesía. Tendré que comprar semillas de una planta fuerte porque se me han dado siempre fatal. Como los duelos.
Y ahora tengo tantas lágrimas en los ojos que no puedo ver lo que escribo. Eso es todo lo que sé.
[7/11]
He escuchado la canción de L y he vuelto a echarme a llorar. Te escribo aquí porque no quiero hablarlo con nadie, en realidad. Nosotros tú [...] que nos hemos dejado hablando solos. A veces me pasa como a Love y quiero escribirte en los mensajes que ya no puedes responder.
Siento haber dejando de leer poesía. Y de escribir. No vivir conscientemente esos diez minutos (al menos, no a diario).
Prometo hacerlo mejor, M.
Miki.
Pdta: Sigo buscando el filtro de cucaracha que tanta gracia te hacía.
Atentamente, María





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